El loro que no hablaba.

¿Cuál es el Loro que más habla? Es lo que todos nos preguntan a la hora de elegir entre un loro u otro.
Todos los loros hablan, pero depende mucho de la especie que elijas.
Desde un pequeño y adorable periquito hasta un enorme guacamayo, si bien es cierto que la paciencia y el conocimiento de cada especie hará que cada uno y a su ritmo nos muestren lo que son capaces de decir y de hacer.

El loro que más vendemos es el Yaco. Es uno de los más parlanchines e inteligentes. La capacidad de su inteligencia lo hace comparable a un niño de unos tres años.
Los amazonas son espléndidos habladores también.
Pero has de saber que todos acaban hablando.
Sobre todo los criados a mano porque están acostumbrados desde que abren los ojos a la companía humana y eso hace que no extrañe nuestro sistema comunicativo y lo adquiera como su idioma para hacerse querer y entender.
Sólo tuvimos hace años un extraño caso en el que el loro no hablaba. Tardó cinco años en decir su primera palabra hasta que descubrimos (después de poner una cámara frente a su jaula) que hablaba sólo cuando nadie estaba presente, le gustaba escucharse a si mismo cuando el silencio era absoluto. Unas pequeñas pautas y un refuerzo del Enriquecimiento Ambiental hicieron que ganase confianza y se lanzase a hablar...luego todo fue rodado, su vocabulario aumentó y a día de hoy no calla debido a las pautas que le hicimos seguir a sus dueños.
Todos los animales necesitan el cariño y la proximidad. No debemos olvidarlos sin más en el interior de la jaula y sólo acordarnos de ellos para darles su agua y su comida.
Un loro es mucho más. Es un todo. Forma parte de nuestra familia y como tal debemos de quererlo y respetarlo.
Las primeras palabras de un loro son "Hola" y poco después su nombre. Nos hemos hartado ya de escuchar que las palabras con "R" son las que antes aprenden. Eso son antiguas creencias que cualquiera que no es experto te repetirá como primeros conocimientos. No lo creas.
A veces nos tomamos a la ligera los parámetros ambientales.
Un loro feliz, con una dieta, unos premios y un forrajeo espléndido, con unas pautas de juego y de vuelo y con un nivel educativo básico: será el más hablador del mundo. Estará deseando que aparezcamos para demostrarnos todo lo que sabe y todo lo que para él representamos. Los momentos más agradables de la convivencia le harán asociar tus palabras con las suyas. Ese refuerzo de lazos le motivará para hablar, cantar, bailar y jugar.
Y que no te cuenten cuentos. Nadie lo sabe todo. Sois vosotros los que poco a poco tenéis que auto conoceros y eso hará que la convivencia sea una pasada.
Tu loro habla.
Tú hablas.
Y recuerda que cuando chilla y no sabes el por qué es muy sencillo: Reclama lo que le has dado por norma y quizás estés dejando de hacer.